
luego de seleccionarlos uno por uno
y de tejerles un misma jaula, convenciendolos
con calientitas presas de carne, serenos
soñolientos contemplan los latigazos de tu paso y ese muslo
que cortó el aire, estela veloz del chasquido cuero
largo, rugido y te crees valiente,
en tu juego ganadora por repartir los chispasos
ordenas las cartas, te sigo muslo, cuerpo en tu juego.
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