
Qué sabrosa textura la del billete
recién salido y estirado
calentito desde el cajero automático
sin grasa, sin colesterol.
Las chicas danzaban, los chicos se perfumaban
estiraban una a una las esquinas dobladas
del papel, dobladillo digno del billetito sudado
la mejor sonrisa al recibir la bofetada vil
Si hasta me bañe en la mañana
y acomodé mi corbata
para recibir dichoso la provisión
nutritivo dolor, esclavitud amada
Oh dinero de mis amores
si tan solo pudiera digerir en directo
su sabor y mis tripas supieran
extraer de ti, la vitamina
para vivir, si hasta ni ganas me darían
de expulsarte mal oliente por el excusado,
quisieras te quedaras siempre en mi.
*
1 comentario:
En realidad sólo para darte saludos. Lei tu libro, el que dejaste en la EAO con la sra. que vende libros en el umbral. Me pareció interesante, el trato y tu libro.
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